El Pacto Verde Europeo, sus claves y objetivos como generación de nuevas oportunidades para la actividad industrial #EUGreenDeal

El Pacto Verde Europeo es la nueva estrategia de crecimiento destinada a transformar la UE en una sociedad equitativa y próspera, con una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, en la que no habrá emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) en 2050 y el crecimiento económico estará disociado del uso de los recursos.

El pasado 11 de diciembre se publicó oficialmente la Comunicación (COM(2019) 640 final) de la Comisión Europea del Pacto Verde Europeo. Esta comunicación desarrolla cómo convertir el urgente reto ambiental y de cambio climático en una oportunidad única para Europa, para ser más competitiva y conseguir un verdadero desarrollo sostenible, donde el crecimiento económico se desvincule definitivamente del uso de recursos vírgenes no renovables y de la generación de emisiones contaminantes. El Pacto Verde desglosa los objetivos y la hoja de ruta de las políticas y medidas clave para conseguirlo (ver anexo a la Comunicación). En este sentido será clave cómo, a nivel externo, Europa impulsará al resto de países para trabajar en la misma línea, garantizando su competitividad internacional, y cómo, a nivel interno, los Estados Miembros van a poner las herramientas para alcanzar los objetivos a nivel estatal

 

La sostenibilidad es el eje vertebrador de la nueva Comisión Europea liderada por la presidenta Ursula von der Leyen. A diferencia de políticas europeas de impulso a la sostenibilidad anteriores, el Pacto Verde Europeo cuelga directamente de la Presidencia de la Comisión siendo el centro de su política económica, calando así de forma transversal, y estructurando la aplicación de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas en todas las políticas europeas.

 

Elementos clave para generar crecimiento económico desacoplado del consumo de recursos

De forma resumida el Pacto Verde Europeo se estructura principalmente en 8 elementos clave: neutralidad climática para 2050; suministro de energía limpia, asequible y segura; una industria sostenible y circular; eficiencia en el uso energético y de los recursos en la construcción y renovación de edificios; movilidad sostenible e inteligente; “de la granja a la mesa” con alimentos sanos de circuitos cortos; preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad y la eliminación total de sustancias tóxicos (Figura 1).

Figura 1. Estructura y contenidos del Pacto Verde Europeo (Fuente: COM(2019) 640 final).

 

El compromiso del Pacto Verde Europeo se basa en estructurar y establecer las políticas necesarias para garantizar desarrollar esos 8 elementos en los plazos deseados, pero ¿cómo afecta y cómo puede la industria aportar y beneficiarse en el desarrollo de cada uno de ellos?

  1. Neutralidad climática para 2050

La primera “Ley del Clima” Europea, esperada para marzo 2020, deberá plantear un objetivo de reducción de las emisiones actuales de un 50% para 2030 (lo que representaría un 55% respecto a niveles de 1990). Este objetivo se deberá conseguir a través de cambios de comportamientos en los consumidores y empresas, pero siempre acompañados de cambios en la tarificación y en una fiscalidad alineada con los objetivos climáticos, bajo el principio de “quien contamina, paga”. Por supuesto, la Comisión prevé medidas para evitar la fuga de emisiones (fuga de empresas a países menos restrictivos con las emisiones), si el resto de países no evolucionan en la misma línea. Para las empresas esto significa que deben intensificar sus recursos en la sustitución de fuentes energéticas y de materiales provenientes de combustibles fósiles por fuentes renovables. También jugarán un papel muy importante la implantación de tecnologías super eficientes y el uso de las herramientas de compensación de las emisiones emitidas, buscando la neutralidad en sus balances de huellas de carbono.

Esta búsqueda de la neutralidad climática también aportará grandes oportunidades para las empresas dedicadas a la oferta de servicios, productos y proyectos orientados a la adaptación al cambio climático de las regiones o estados, especialmente aquellas que ofrezcan soluciones basadas en la naturaleza (biomimetismo), como pueden ser ofrecer tecnologías vinculadas a la adaptación a las sequías, a la mitigación del impacto de inundaciones en obra pública, o construcción de edificios bajo principios del bioclimatismo.

 

  1. Suministro de energía limpia, asequible y segura

Siendo el consumo energético en todos los sectores la principal fuente de emisiones vinculadas al cambio climático, garantizar que el suministro y la generación energética europea se base en energías limpias y autóctonas debe ser prioritario.

Para 2030 todos los Estados Miembros deben actualizar sus planes nacionales de energía y clima para reflejar el nuevo nivel de ambición climática. Para 2050 Europa tendrá cero emisiones netas de gases de efecto invernadero, todas las emisiones que no se hayan eliminado se absorberán a través de sumideros naturales de carbono y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.

Navarra bien conoce los beneficios sociales, ambientales y económicos del desarrollo de un tejido industrial basado en las energías renovables. Estos nuevos objetivos permitirán a estas y a nuevas empresas desarrollar nuevas tecnologías que permitan un aprovechamiento cada vez más eficiente de las fuentes renovables. El sector deberá identificar nuevas oportunidades en la integración inteligente con la combinación de fuentes renovables, eficiencia energética y otras soluciones sostenibles intersectoriales. Todo ello deberá contar con una reubicación adecuada de los incentivos públicos para crear una red de infraestructuras inteligentes compartidas a nivel europeo a través de la cooperación transfronteriza.

Además, nuevas oportunidades aparecen también en la remanufactura y reutilización de equipos obsoletos para nuevas aplicaciones (como podría ser la reubicación de turbinas eólicas de baja potencia para autoabastecer a pequeñas poblaciones, o nuevos usos de baterías, ya no servibles en vehículos eléctricos, para el almacenamiento de generación energética renovable).

Las instalaciones distribuidas y de autoconsumo deberán ser una aportación clave también en el aporte de fuentes renovables a un suministro de energía limpia, asequible y segura y, por tanto, oportunidades cada vez más rentables para el sector de las renovables.

 

  1. Una industria sostenible y circular

Este elemento afecta directamente a toda la actividad industrial desarrollada en Europa, que debe enfrentarse a los retos del exceso de uso de materias primas no renovables, limitadas y no autóctonas (con alta volatilidad de precios) y del impacto local y global de la sobregeneración de residuos de productos y envases. Aunque ya se están dando los primeros pasos en impulsar diseños de productos y procesos menos consumidores de recursos vírgenes y con mayores posibilidades de reutilización y reparación de los productos, remanufactura de sus componentes y reciclaje de los materiales (para poder ser usados como materias primas secundarias en los procesos industriales), el avance está siendo muy lento, por lo Europa tiene un largo camino aún hasta reducir el uso de materias primas vírgenes y en conseguir sistemas industriales y cadenas de valor de residuo cero.

Para conseguir mayores resultados, en marzo 2020 se adoptará una estrategia enfocada a la transformación verde y digital industrial europea, que será acompañada de un nuevo plan de acción para la economía circular con el fin de estimular el desarrollo de nuevos productos climáticamente neutros y circulares, definiendo nuevos criterios y metodologías para el diseño circular de productos y la fijación de límites a la entrada de productos perjudiciales para el medio ambiente en el mercado de la UE, medida clave para impulsar el la producción y el autoconsumo de producto europeo circular. Las actuaciones afectarán especialmente al sector textil, construcción, electrónica y plásticos, de intensivo consumo de recursos en la actualidad.

Se necesitan 25 años- una generación- para transformar un sector industrial y todas las cadenas de valor”.

La transición hacia la circularidad debe ser una oportunidad para la creación de nuevos modelos de negocio basados en aumentar el uso de los productos fabricados a través de la servitización o en nuevas actividades habilitadoras, como la logística inversa, que ofrezcan los servicios a las empresas para cerrar el ciclo de los materiales a lo largo de las cadenas de valor. La eliminación de prácticas industriales para la obsolescencia programada de productos y el “derecho a la reparación” permitirá que el sector de la reparación sea un nuevo nicho especialmente en el sector de la electrónica. Las tecnologías que posibiliten generar materias primas secundarias a partir de los subproductos y residuos industriales serán las nuevas minas europeas. Por supuesto, el impulso a la bio-economía circular, en la que nuevos materiales pueden ser creados en base orgánica podrá, en ciertos casos, reducir la dependencia de materiales no renovables y las emisiones asociadas a su producción y uso, impulsando una industria basada en el uso del recurso local, con el esperado impacto positivo en la creación de empleo a nivel regional.

La digitalización de procesos y la recogida de datos va a ser clave para que la industria pueda reportar en sus “declaraciones ecológicas” o “pasaporte electrónico de producto” toda la información relativa a los materiales usados y al óptimo uso del producto, así como en la medición y control de la contaminación del aire y agua.

La industria europea se enfrenta a grandes retos en la adaptación de los procesos actuales, pero ello supone también una oportunidad para la creación de nuevas actividades.

 

  1. Eficiencia en el uso energético y de los recursos en la construcción y renovación de edificios

El consumo energético en la edificación (actualmente supone el 40% de la energía consumida) representa uno de los grandes retos para la reducción de emisiones en Europa. Se necesita una renovación de edificios públicos y privados que permita reutilizar el territorio ya ocupado por los edificios actuales y garantizar una alta eficiencia energética para la climatización. La renovación debe revitalizar el sector de la construcción y el empleo local. La aplicación de criterios de circularidad como la multifuncionalidad de los edificios públicos para un uso intensivo de los mismos o las reformas con componentes modulares desmontables y reutilizables impulsará el sector de la reforma y la construcción modular. Sistemas como BIM (Building Information Modelling) permitirán garantizar que los edificios actúen como bancos de materiales donde se conozca y se identifique todos los materiales utilizados en la construcción, optimizando su uso y reparación y la gestión de los mismos a final de la vida útil del edificio.

 

  1. Movilidad sostenible e inteligente

El transporte por carretera representó casi el 72% de las emisiones de GEI asociadas al transporte de mercancías y pasajeros, por lo que garantizar un mayor uso del transporte en ferrocarril y vías navegables interiores es prioritario. Esta movilidad multimodal deberá ser automatizada y conectada para conseguir una optimización y gestión inteligente de las infraestructuras, ofreciendo una gran oportunidad empresarial en el sector de los servicios de movilidad tanto de pasajeros como de mercancías.

“Para lograr la neutralidad climática, es necesaria una reducción del 90% de las emisiones procedentes del transporte de aquí a 2050. Para 2025 se necesitará contar con 1 millón de estaciones públicas de recarga y repostaje para los 13 millones de vehículos de emisión cero y baja emisión que se esperan en las carreteras europeas”.

La principal incentivación a la producción y uso de combustibles alternativos y sostenibles para el transporte será la desaparición de las subvenciones a los combustibles fósiles. Para ello la generalización de oferta de estaciones públicas y privadas de recarga y repostaje deberán poder garantizar el suministro para viajes de larga distancia y en zonas con menor densidad de población. La industria automovilística y aeronáutica deberá trabajar en ofrecer al mercado vehículos y buques de emisión cero y de baja emisión. Estos nuevos modelos tendrán una gran demanda especialmente en zonas urbanas y grandes ciudades donde el acceso de vehículos de altas emisiones será muy restringido.

 

  1. “De la granja a la mesa” con alimentos sanos de circuitos cortos

Este programa pretende garantizar que la producción de alimentos europea reduzca radicalmente la contaminación generada en suelo, agua y aire, y a la vez eliminar el desperdicio alimentario que supone un derroche de recursos y un importante problema de gestión de residuos orgánicos y de envases. Grandes retos que suponen nuevas oportunidades para todos los operadores de la cadena de valor alimentaria.

Los productos alimenticios importados de terceros países deben cumplir las normas de la UE en materia de medio ambiente.”

El papel de agentes vinculados a la producción primaria (agricultura, ganadería y pesca) es fundamental en alcanzar el objetivo, y su contribución a una producción más sostenibles se verá impulsada a través de la compensación, desde la PAC y el Fondo Marítimo, para aquellos que realicen acciones por el clima. Estas acciones generarán nuevas oportunidades en las tecnologías agrarias, buscando innovaciones en agricultura de precisión, digitalización de la producción primaria, reducción del uso de plaguicidas y antibióticos en animales, y técnicas productivas bajo criterios de certificación ecológica, con el fin de regenerar el capital natural. En el sector agroalimentario la generación de nuevos alimentos o piensos en base vegetal puede suponer nuevas oportunidades. Y por supuesto la digitalización de la información sobre la sostenibilidad de los alimentos y su mejor conservación para evitar el desperdicio será la gran innovación aplicable a toda la cadena de valor.

 

  1. Preservación y restablecimiento de los ecosistemas y la biodiversidad

A día de hoy, Europa no está consiguiendo frenar la pérdida de diversidad. Para revertir esta situación se desarrollará para marzo 2020 una Estrategia sobre Biodiversidad que definirá las medidas específicas para alcanzar sus objetivos. En ella se recogerán claros objetivos para la reparación de ecosistemas dañados y restablecer su buen estado ecológico, así como aquellos que permitan hacer más ecológicas las ciudades e incrementar la biodiversidad en los espacios urbanos, lo que permitirá preservar y recuperar el capital natural de Europa. Esta línea podrá impulsar definitivamente la bioeconomía europea y creará nuevas oportunidades para la industria vinculada a la silvicultura, forestación y reforestación sostenible, agricultura y ecosistemas urbanos.

 

  1. La eliminación total de sustancias tóxicas.

Todas las medidas vinculadas a la eliminación total de sustancias tóxicas se incluirán en un Plan de Acción “contaminación cero” para el aire, el agua y el suelo, que permitirá restablecer las funciones naturales de la aguas subterráneas y superficiales (eliminando los microplásticos, sustancias químicas derivados de medicamentos o de la escorrentía urbana), conseguir un aire más puro y garantizará un entorno sin sustancias tóxicas. En este caso, las oportunidades empresariales estarán detrás del desarrollo de alternativas más sostenibles a las actuales a través de la innovación química para un entorno libre de toxicidad.

 

Financiación de la Europa Sostenible: el Plan de Inversiones del Pacto Verde y el mecanismo para una transición justa

Para conseguir los objetivos planteados la Comisión ha creado el Plan de Inversiones del Pacto Verde, el EGDIP (European Green Deal Investment Plan), también denominado SEIP (Sustainable Europe Investment Plan), que movilizará el 25% del presupuesto de la Unión Europea para la financiación de objetivos climáticos y ambientales entre 2021-2027 a través de varios programas, destinará el 30% de InvestEU a proyectos de lucha contra el cambio climático y estimulará la inversión verde con el apoyo del Grupo BEI.

El coste de la transición será grande, pero el coste de la inacción será mucho mayor” (Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea).

Es evidente que la transición hacia una economía climáticamente neutra no afectará a todas las regiones europeas por igual. La Comisión pretende que esta transición no deje “a nadie atrás” por lo que dentro del EGDIP ha definido un paquete económico para abordar los retos específicos de las regiones más afectadas, ya que parten de peor situación: 100.000 millones de euros en el Mecanismo para una Transición Justa (JTF-Just Transition Fund), que incluye nueva financiación en el marco de la política de cohesión, con movilización de recursos FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y FSE+ (Fondo Social Europeo+), y con la cofinanciación de los Estados Miembros.

Desde el Programa InvestEU “Just Transition” se movilizarán fondos para inversiones sostenibles y créditos a través del BEI (Banco Europe de Inversiones), el cual orientará el 50% de sus inversiones a las acciones vinculadas al clima. También tratará de movilizar financiación privada a través de otros instrumentos financieros y se contará con el asesoramiento y apoyo de la Just Transition Platform para asistencia técnica a la financiación.

El EGDIP y el JTF con la reorientación de fondos hacia financiar acciones incluidas en el Pacto Verde Europeo permitirán la financiación de proyectos de empresas que puedan demostrar que aportan a los objetivos de descarbonización de la economía europea, bien a través de ayudas gestionadas a nivel regional (con fondos FEDER y FSE), bien a través de otros programas como LIFE o Horizon Europe (dentro de sus cuatro “Green Deal Missions”), que impulsarán la innovación de las PYMEs europea. En un próximo artículo desglosaremos las oportunidades de financiación específicas para el desarrollo del Pacto Verde Europeo.

 

Montse Guerrero (Twitter @MonsGuePe)

Fuentes:

 

 

 

 
 

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